Cómo se cuecen las alcachofas
Uno de los motivos por los que mucha gente todavía no incorpora las alcachofas a sus platos es porque les parece difícil prepararlas. Quizás al principio pueda parecer complicado pero se trata de conocer los trucos para que esta tarea no resulte compleja. Ya tenemos claro cómo pelar las alcachofas, así que vamos a saber cómo cocerlas.
El punto clave en la elaboración de las alcachofas es la oxidación, ya que se oscurecen al estar en contacto con el oxígeno en muy poco tiempo. La recomendación habitual es sumergirlas en agua, una vez peladas, a la que hemos echado un chorrito de limón o que hemos sumergido perejil. Este truco nos sirve tanto para ponerlas, a continuación, en agua para hervir como para saltearlas.
Pero hay quien afirma que ese limón cambia un poco el sabor tan característico de las alcachofas. Por ello, también se puede tener el agua hirviendo cuando las pelamos, para incorporarlas a hervir inmediatamente.
¿Y si cocemos las alcachofas sin pelar? También es posible. Las lavamos y eliminamos las hojas de tallo y las ponemos a hervir. Luego podemos retirar las hojas duras del exterior y limpiar el tallo, en función de qué plato vamos a preparar.
Como su oxidación es tan rápida, hay que cuidar también que no permanezcan en contacto con el oxígeno mientras se hierven. Para ello se suele recomendar colocar la pieza de hervir al vapor encima de la cazuela o, incluso, un plato dentro. Sea cual sea la manera, el objetivo es que las alcachofas permanezcan sumergidas mientras las hervimos.
Respecto al tiempo de duración de la cocción, también hay diversidad de opiniones. Entre 10 y 30 minutos o puede que más. Dependerá del tamaño de las alcachofas, del tipo de cazuela y de la dureza del agua. Para saber si están listas podemos pincharlas con un cuchillo y así saber si el centro ya está tierno.
Perdamos el miedo a preparar las alcachofas. ¿No resulta atractiva y rica la idea de alcachofa cocida aliñada con un chorrito de aceite, de limón o de vinagre?