Luis Arribas para Alcachofa de Espana Running Vida Sana Cocina

“Las tertulias de cocina con olor a guisote sacan lo mejor de cada uno de nosotros”

Reconoce que las alcachofas son una asignatura pendiente. En sus palabras: “Vivo a la espera de que alguien me gane para la causa. A mi madre no le gustaban y pasaron años hasta que les pude meter el diente”. Sin embargo, está dispuesto a aprobar con nota dicha materia en cuanto tenga oportunidad. “Soy un invitado que da mucho juego y siempre digo que todo está de chuparse los dedos”, afirma. De momento, le hemos invitado a nuestro blog para una aproximación mutua: el periodista Luis Arribas (@_spanjaard) habla de estilo de vida saludable con conocimiento de causa y es, por tanto, una voz a tener en cuenta.

 

¿Qué fue antes: calzarte las zapatillas para correr o especializarte en periodismo sobre running?

Empecé a correr cuando mis padres consideraron que debía hacer ejercicio. Era un niño gordete de nueve años y no encontraron mejor regalo que ese. Evidentemente, han sido muchos años cogiendo carrerilla y, con la aparición de las revistas especializadas y luego de Internet, todo aquello terminó saliendo. En 1999 debuté con mi primera corresponsalía desde el extranjero. Posteriormente, el blog Spanjaard me llevó a colaboraciones con revistas como Runner’s World o Corricolari y, de ahí, a medios generales donde la moda del correr empezaba a tener un hueco casi obligatorio. Creo que en la actualidad lo uno alimenta a lo otro.


Sigamos por ahí: actualmente, esta práctica deportiva vive una época de esplendor. ¿Hablamos de una moda pasajera o de una cultura al respecto?

Nos gustaría que se estuvieran consolidando unas bases. Correr (o caminar, pedalear, nadar) ha de quedarse como una cultura para compensar la de horas que estamos sentados. Sí que es verdad que mucha gente dejará de correr en unos meses o años, pero hemos ganado algo: cada día es más habitual ver corredores. Anoche tenía a mi lado en el tren una conversación telefónica sobre dorsales… ¡De gente que salía de copas! Esto era impensable hace una década. Y hay un hecho ineludible: no digo que sea apasionante, pero correr es reconfortante. Eso lo tienen que entender todos, personas e instituciones.


En general, ¿consideras que se le concede a la alimentación la importancia que merece en la preparación física?

No. Comemos lo que nos dejan las demás actividades. Lo peor es que estamos considerando la cocina como otra afición más, otro espectáculo, y va a costar mucho relacionar las variables comer de manera lógica, fíjate que ya no digo ni qué comer, con la de un ejercicio razonable. De nuevo, no hablo ya de preparar maratones o de calcular calorías. Simplemente estamos abandonando un legado de cocina lógica natural. ¿Tenemos remedio? No sé.


¿Qué consejos darías a quienes quieren empezar esta afición? 

Básico es preguntarse si queremos correr para estar en una carrera en concreto o si queremos llegar a viejos corriendo. De ahí en adelante, aprender a correr. Saber cómo se calienta, cómo se estira y empezar con un esquema de correr y caminar muy realista. El cuerpo está acostumbrado a que no hagamos casi nada. Nunca intentes poner al día una maquinaria que necesitará su tiempo. Correr solo también es un hándicap. Busca un grupo o compañía para trotar y, sobre todo, para esa taza de café o esa cerveza posterior, esa recompensa. Lo demás, no dejarse llevar por la adrenalina ni lo que decimos los demás runners.


Cierras la última página del suplemento sobre cuerpo, mente y bienestar ZEN del periódico El Mundo. ¿Qué tendencias observas en el estilo de vida de los españoles?

Los españoles están recuperando en varias oleadas lo perdido por el uso masivo del coche. La gente joven se mantiene entrando y saliendo en el deporte. La generación de treintañeros y cuarentones están aprendiendo a enfocar el cuidado de su cuerpo. Eso no tiene discusión posible, pero yo los veo algo perdidos. El bombardeo masivo de los medios está avasallando cuatro ideas básicas y, quizá, sean una generación que haga de conejillo de indias. Harán deporte de manera intensa, se lesionarán y es posible que tengan que empezar de nuevo. Pero la base del cuidado físico está ahí, plantada. El tercer pilar es el de los mayores. Sólidos como rocas, caminan, llevan una vida activa y están al cuidado de los nietos, a los que sin querer dejarán un poso de actitud. El problema será cómo crezca la generación de niños que recibe toda la información de los demás grupos. Sobreprotegidos y sedentarios, en diez años tendremos necesidad de una campaña seria de educación por la vida sana.


Se puede deducir por tus perfiles sociales que la cocina es otra de las materias que dominas. ¿Cómo es tu relación con ella?

Mi madre ha sido la impulsora y la que tiene la culpa, como tantos otros jóvenes. El paso definitivo fue la olla a presión que me acompañó en la maleta de mi salida de casa. Creo que si te gusta comer es difícil que no te animes a cocinar. Desde entonces he pasado por varias fases: soltero de guisos de plato único, inquieto aprendiz de todo y, ahora, padre a tiempo total. No creo que haya muchos secretos. Si tienes que hacer las comidas y cenas a diario de dos chavales en crecimiento, terminas cogiendo horas de vuelo. Luego ya puedes dedicarte a leer e investigar.

En ese caso, para terminar, ¿cuáles son tus especialidades?

Me recreo en las carnes y sus salsas. Cualquier verdura y hortaliza a la parrilla o salteada me encanta y sé hacer un pilpil decente. Si tuviera que contar mis debilidades, creo que todas derivan de las prisas y falta de tiempo: enseguida veo que el sofrito está hecho. Pero lo que más me apasiona es reunir gente en la cocina, con una bebida en la mano. Mientras unos guisan y otros preparan cosas, las tertulias de cocina con olor a guisote sacan lo mejor de cada uno de nosotros. Cuando acudo a showrooms o clases de cocina con los grandes chefs me gusta imaginarlos en mi escasamente preparada cocina, pegándose por el espacio y buscando esa cazuela de tamaño especial que nunca está a mano.